Las candidatas y la necesidad de una representación sustantiva que promueva la agenda de género
Georgina Cárdenas
7 de febrero, 2018
El 2018 representa la oportunidad para que más mujeres accedan tanto al Congreso de la Unión como a los ejecutivos locales. A unos días de concluir el proceso de recolección de firmas para las candidaturas independientes a nivel federal, todo indica que Margarita Zavala será la única candidata a la presidencia de la República que aparecerá en la boleta electoral; pese a ello la mayoría de las encuestas la colocan en un lejano cuarto lugar frente a los competidores de los partidos políticos con registro nacional.
Los partidos políticos han sido hasta el momento la principal vía de acceso a los cargos de elección popular, se caracterizan por ser instituciones masculinas que concentran el poder, y que además controlan el proceso de selección de las candidaturas. Sin embargo, las próximas candidaturas tendrán que asignarse bajo el principio de la paridad que se encuentra consagrada en la normatividad mexicana, y esto socavará la hegemonía masculina, al menos en las candidaturas.
Las elecciones de 2015 fueron una muestra de los alcances cuantitativos que puede tener la paridad de género, ejemplo de ello fue la Cámara de Diputados que tuvo una representación femenina de 42%. Sin embargo, ni las cuotas ni la paridad de género han logrado hasta el momento que la subordinación de las mujeres a los varones sea revertida, ya que esta, es estructural y se encuentra anclada en las instituciones y las mujeres como grupo siguen siendo discriminadas y relegadas. En la Cámara baja se observa que, a pesar del incremento cuantitativo de mujeres, solo una es coordinadora de un grupo parlamentario (de ocho grupos parlamentarios) y 30% de las comisiones ordinarias es presidida por una diputada.
Por otro lado, la presencia femenina en la cámara baja tampoco se ha constituido como una representación cualitativa al interior del parlamento, a pesar de ser superior al 30% indispensable para la conformación de una “masa crítica”. La actual legislatura no ha promovido sustantivamente la agenda de género, muestra de ello es que uno de los temas más visibles, por la espiral de violencia contra las mujeres, fue permanentemente obstaculizado en la misma comisión de igualdad; en este contexto la ley de la violencia política contra las mujeres en razón de género se aprobó tardíamente, motivo por el cual para las elecciones de 2018 no habrá marco jurídico en la materia.
Varios han sido y serán los obstáculos y retos que enfrenten las candidatas durante el proceso electoral, y estos no terminarán con la elección; ya que una vez que accedan al cargo por el que fueron postuladas seguirán luchando por una igualdad sustantiva y una efectiva distribución del poder; por ello, resulta fundamental que quienes lleguen a los diferentes puestos de toma de decisiones promuevan un avance cualitativo en la agenda de género.
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