Un debate sin argumentos
Irma Méndez
22 de abril, 2018
Un debate es un intercambio de argumentos que al menos deben proporcionarnos un supuesto, que permita advertir la comprensión de la naturaleza del problema público que se aborda, una propuesta (o hipótesis) que pretende solucionar el problema en cuestión y la evidencia que sustente porque esa acción pública y no otra es la más viable, factible eficiente y eficaz . En el primer debate organizado por el INE entre los candidatos presidenciales fue notoria la presencia limitada de argumentos que tuvieran los tres elementos mencionados. Tal parece que, en general, los candidatos desestiman la complejidad de los problemas públicos y los retos para su solución. En el caso de la corrupción, los candidatos brindaron propuestas aisladas, limitadas y hasta irresponsables como combatirla con la buena voluntad, o con la acción individual de un Fiscal independiente, o cortándole la mano a los corruptos. Aunque algunos hicieron propuestas más o menos sólidas, como Margarita Zavala, Ricardo Anaya y José Antonio Meade, en general los candidatos no dieron cuenta de las redes de complicidad sobre las cuales opera la corrupción y de la difícil tarea que será desmantelarlas, y desde luego no brindaron evidencia que permita advertir algún grado de éxito en el combate a la corrupción. Ojala que para el próximo debate los partidos y candidatos dediquen más tiempo al análisis de políticas públicas, su viabilidad y potencial para solucionar los graves problemas que nos aquejan, porque de eso se trata gobernar.
Las opiniones son responsabilidad de quien suscribe.
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